Los otomíes son de origen muy antiguo y llegaron al altiplano procedentes del oriente o del sur de las costas del Golfo de México, se les relaciona estrechamente con los olmecas y ocuparon un área territorial muy extensa que comprendía la región noroeste del Estado de México, gran parte de Hidalgo y algunas porciones de los Estados de Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Puebla, Veracruz, Morelos y Tlaxcala.
Ya en el altiplano, después de sucesivas emigraciones se establecieron en el lugar donde posteriormente los toltecas fundarían Tula, que fue la capital de su imperio y a su caída a manos de los chichimecas, al mando de Xólotl los otomíes se dispersaron y una fracción se desplazó hacia la zona de Jilotepec, Chapa de Mota y áreas colindantes.
Al Valle de Toluca llegaron en el siglo XV aproximadamente y se asentaron en la región central, principalmente en Huamango "lugar era donde se labra la madera", siendo sin lugar a duda, el centro ceremonial más importante del área otomí, además de ser paso obligado del comercio entre oriente y occidente, es decir entre Tula y los pueblos indígenas que habitaban lo que hoy es el Estado de Querétaro y gran parte del Estado de México.